El aislamiento nos obliga a pensar en cosas que se esconden detrás de las sonrisas, nos obligan a enfrentar esos sentimientos que no nos gustan. La vista se vuelve ciega hasta donde la visión alcanza a ver. Escucho a mi alrededor con detenimiento y en ocasiones solo escucho palabras profundas pero vacías para mi.
¿Un amante fácil? se consiguen rápido, yo necesito un amigo... o quizá mi amigo debería ser la soledad, a lo mejor debo dejar que ella me guié por este camino hacia la nada, que al parecer esta lleno de giros y vueltas que parecen jamas terminar.
Pensé que mi vida me complacía, pero quizá los términos a corto plazo conmigo mismo no son la solución y parece que no hay una salida para mí.
Cargo muchas cosas en mi bolsillo, dejo las manos dentro para evitar que las manos se enfríen. Pero me doy cuenta que debo dejar mis bolsillos vacíos y dejar que todo se desenrede de mi dedo por si mismo. Si no pueden sujetarme fuertemente entonces es mejor dejarme vagar por el camino que sea.
Había algo bueno que fue construido poco a poco para durar, supongo que en la cima me perdí, quizá corrí muy a prisa en una diferente dirección. Y creo que al final hay algo que me acomoda y me conmueve, creo que no hay complicación ni explicación, es solo una ranura en mí.
Demasiado de algo es suficientemente malo, tantas cosas me abruman y vienen tantas ideas a mi cabeza que me hacen dudar. Por otro lado Demasiado de nada es igual de difícil, pero quizá eso me ayudará a saber cual es la manera correcta de sentir para poder estar satisfecho.
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